HISTORIA DE LA NOCHE VIEJA

31 DE DICIEMBRE – FIN DE AÑO

Poco hay que señalar del significado esotérico del fin de año. En realidad, pudiéramos decir que se trata de una fiesta “artificial”, nacida de la necesidad de marcar el cambio de año según nuestro calendario, que no coincide necesariamente con los antiguos sistemas de fechado.

Aun así, Fin de Año ha recogido costumbres de otras festividades, tiene un origen básicamente cristiano y ha sido denominado como “La noche de San Silvestre”.

Como en otros sistemas de fechado, la noche que permite el paso de un año a otro, se considera una noche en que las fuerzas mágicas están sueltas y es preciso protegerse ante la eventualidad de que los poderes malignos pueden cebarse en nosotros.

Igualmente, es costumbre en esta noche prepararse para el inicio del siguiente año, pensando que tal y como se comience el año así se desarrollará el resto de él.

En numerosos países existe el hábito de comer grano, ya sean judías, lentejas, etc., con la idea de que como el grano es símbolo de fertilidad y riqueza, si así se comienza el año (comiendo grano), eso augura un año de riquezas y bienestar para los comensales. Las uvas, otra forma de lo mismo en cuanto a la idea de multiplicidad, sustituyen idéntica idea en otras tradiciones. El número de uvas, doce, evoca los doce meses del año, para los que se desea la prosperidad mencionada; el hecho de no conseguir comerse la totalidad de las uvas en el tiempo requerido se cree que reduce considerablemente el éxito solicitado.

Se mantiene el consumo de champán y dulces.

Algunas corrientes modernas sugieren la importancia de llevar en esta noche ropa interior de color rojo. La intención es la de obrar sobre la sexualidad, el mismo efecto que el grano realiza sobre el bolsillo: atraer un año de placer, amor y energía.

En algunas regiones de Italia, la costumbre es iniciar el año no con una gran comilona, sino con una comida mísera y frugal, simbolizando que ésa es la peor noche del año, y que las siguientes sólo así, podrán mejorar sobre la presente.

Las velas rojas son típicas de esta festividad y, sus poderes son los de atraer el amor, la salud y la vitalidad. A menudo se espolvorean con purpurina dorada para simbolizar la idea de dinero y riquezas.

FRANCISCO ORTEGA BUSTAMANTE