martes, 21 de junio de 2011

LA NOCHE DE SAN JUAN Y SUS RITUALES.





Ya los antiguos celtas, llamaban a esta fiesta Alban Heruin, teniendo como principal significado la celebración del momento álgido en que el sol se encontraba en su mayor esplendor y mayor tiempo en los cielos, así como mostrar a los hombres su máximo poder, pues es bueno recordar que, el 24 de junio es el día más largo del año, siendo su anterior noche la más corta, empezando en ese día su descenso hasta llegar al Solsticio de Invierno como un ocaso temporal, pasando a ser la noche más larga y el día más corto del año, pero mientras, se celebraba y celebra dicha fiesta, con el encendido de grandes y significativas hogueras para conmemorar el poder del sol y atraer su fuerza hacia nosotros, nuestros animales y nuestros campos. Sin olvidarnos que la magia de esta noche nos ofrece un innumerable y diverso abanico de rituales para propiciarnos con nuestras peticiones, una mayor posibilidad de obtener pareja o conservar aquella que ya tenemos.

Simboliza en cierto modo, la apertura de ciertas puertas cósmicas que liberan y dejan fluir sobre nosotros, sus poderosas energías, siendo este Solsticio de Verano el que coincide con la festividad de San Juan.

En estas fechas, es cuando se abren esos dos grandes portales representados por los dos “Juanes”, nombre que puede proceder al parecer, de una corrupción romana, “Jano”, el Dios de los Portales. Parece ser que Jano, (Iano o Diano), es una forma del propio Júpiter.

Según la tradición popular, es esta una noche, en que los magos, brujas y hechiceros, aprovechan dichas energías de flujo sobre la Tierra, no sólo para recolectar las plantas o hierbas bien conocidas por ellos para sus objetivos, sino que además, realizan todo tipo de rituales con unas posibilidades mucho más altas y efectivas de obtener buenos resultados.

En la Noche de San Juan, la mayoría de rituales llevados a cabo en cualquier parte del mundo, lo celebran con esas grandes hogueras, el festival del fuego, ese elemento ígneo y purificador como uno de los principales y más utilizados de los cuatro elementos esenciales de los que dependemos, necesarios para nuestra existencia y como elementos también purificadores: Agua. Aire. Fuego. Tierra.

Aún siendo un culto pagano de fuego y grandes hogueras, se ha mantenido a través del tiempo hasta nuestros días, incluyéndolo en sus prácticas el propio cristianismo.
Se dice, que Zacarías, el padre de Juan, antes de su nacimiento, puso en duda de que su mujer pudiese quedar embarazada, siendo castigado con la pérdida de la palabra, o sea, quedando mudo ante tal incredulidad. Ante aquél hecho, afirmó, que si su esposa le daba un hijo, daría una gran fiesta que anunciaría para familiares y amigos prendiendo una gran hoguera al mismo tiempo que serviría como agradecimiento a los cielos por ese gesto de fertilidad, llevando su promesa a cumplimiento, en cuanto se enteró de que su esposa estaba en cinta, recuperando casi de inmediato su voz.
Se da la circunstancia, de que Juan nace el día 24 de junio, dos días después del Solsticio de verano, (21-22 de Junio), es entonces que cuando se pretende cristianizar esta festividad del Solsticio de Verano, se le adjudica el nombre del santo más cercano a este, o sea, San Juan, quedando como que en la noche de San Juan es el mencionado Solsticio y la noche más corta del año, cuando en realidad, hay una leve diferencia de dos días reales.

Los festivales celebrados de culto al fuego, varían según países, tradiciones o costumbres de cada lugar, pues en España, tenemos un referente único que nos diferencia de otros lugares y formas de celebración, como es el caso de San Pedro de Manrique, en Soria.

Para ellos, la “Pirobasia”, etimológicamente caminar (basis) sobre fuego (piros), que describe la incombustibilidad de quienes cruzan descalzos sobre una alfombra de brasas incandescentes, es una viva y candente tradición que aún pervive con mucha fuerza y raíces. Una vez consumida la gran hoguera, se extiende todo el braserío en vivas ascuas y creando un largo pasillo casi volcánico, por el que pasan descalzos varios hombres del lugar pisando muy fuerte y firme, al mismo tiempo que cargan sobre sus espaldas con su pareja o a otros visitantes, observándose asombrosamente, que no han sufrido quemadura alguna, siendo este fenómeno estudiado continuamente por expertos en el mundo de lo mágico y paranormal.

2 comentarios:

incisivo&mordaz dijo...

Bustamante, ¿preparaste los ingredientes para hacer el "vino de nueces"?. Este es otro misterio dulzón sanjuanista.

Francisco Ortega Bustamante dijo...

Bueno incisivo, todo ese ritual y los ingredientes necesarios, además de la fórmula, ya están publicados en mi último libro - Cehegín Magia y Mistério - o sea, que ya esta perpetuado para todo aquél o aquélla, que se atreva con ese vino sanjuanero.

Un saludo.

 
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