Entre los griegos y romanos, así como Egipto y babilonia, el falo, fue considerado como un poderoso talismán propiciador de abundancia, fecundidad y buena suerte.
Ello explica que durante las fiestas primaverales en honor de los dioses de la fecundidad y la vegetación, el falo fuera llevado en procesión para atraer la fecundidad de la naturaleza sobre las cosechas y animales. Asimismo fue considerado como un infalible amuleto que protegía contra las miradas envidiosas, portadoras del mal de ojo.
Los falos colgaban también en los dinteles de las puertas contra los malos espíritus, y eran asimismo dibujados en las paredes exteriores de las casas, incluso en las aceras frente a las puertas, o en las obras públicas, como acueductos, termas, vías o en los puentes con la finalidad de que estos edificios fueran protegidos del ataque de enemigos o de la destrucción provocada por las inclemencias del tiempo y los elementos naturales. Según la historiadora Ana María Vázquez Hoys, que ha sistematizado en un ensayo la tipología de amuletos fálicos en España, es posible ver estos falos Protectores pintados en nuestro país.
En algunas obras romanas como las murallas de Ampurias y Cástulo, así como en el puente romano de Mérida. En esta misma ciudad de los Milagros, en su arco central.
Y También los hallamos en sillares de edificios en Clunia, Córdoba, Usama y Caparra; así como en lámparas en Tarragona y Bucellas, sin olvidar los botijos de Andalucía cuyo pitorro es un falo.
Ello explica que durante las fiestas primaverales en honor de los dioses de la fecundidad y la vegetación, el falo fuera llevado en procesión para atraer la fecundidad de la naturaleza sobre las cosechas y animales. Asimismo fue considerado como un infalible amuleto que protegía contra las miradas envidiosas, portadoras del mal de ojo.
Los falos colgaban también en los dinteles de las puertas contra los malos espíritus, y eran asimismo dibujados en las paredes exteriores de las casas, incluso en las aceras frente a las puertas, o en las obras públicas, como acueductos, termas, vías o en los puentes con la finalidad de que estos edificios fueran protegidos del ataque de enemigos o de la destrucción provocada por las inclemencias del tiempo y los elementos naturales. Según la historiadora Ana María Vázquez Hoys, que ha sistematizado en un ensayo la tipología de amuletos fálicos en España, es posible ver estos falos Protectores pintados en nuestro país.
En algunas obras romanas como las murallas de Ampurias y Cástulo, así como en el puente romano de Mérida. En esta misma ciudad de los Milagros, en su arco central.
Y También los hallamos en sillares de edificios en Clunia, Córdoba, Usama y Caparra; así como en lámparas en Tarragona y Bucellas, sin olvidar los botijos de Andalucía cuyo pitorro es un falo.
1 comentario:
muy bueno amigo paco jejeje que ocurrencias y que misterio pirindolicos jejejejejejej
rafa martinez
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