Más de sesenta años atrás, nuestra Semana Santa, nos dejó ricos testimonios, de la devoción y fe que nuestros antepasados profesaban a las mismas Imágenes que hoy salen a nuestras calles, pero que junto con la entrega y constancia vertidas con todo empeño en cada paso, en cada calle y en cada una de sus empinadas cuestas alfombradas de piedras, no permitían que un largo y angosto recorrido, mermara sus deseos de estar ahí, en cada día y en cada noche, aunque para ello, tuviesen que privarse de unas horas de sueño, pues…”era la Semana Santa Ceheginera”.
Lamentablemente, la mentalidad cambia en busca de una comodidad más que por mantener y potenciar, con mucho menos esfuerzo del que lleva una fiesta, aquello que sus raíces se clavan más de cinco siglos en el tiempo de nuestra vida ceheginera como emblema de cultura, religión y tradición, además, de dejar que las mentes arcaicas y sin evolución hacia la conexión con la sociedad actual, puedan matar y enterrar ante nuestras propias narices, un valioso y único legado de muy alto valor sobre otros puntos nacionales que ya desearían poseer.
Cehegín es el marco perfecto, el escenario de una conmemoración casi viva de hace dos milenios, aunque los vivos de ahora, estemos muertos en el entendimiento y definición de los significados reales y las repercusiones culturales, sociales, económicas, humanas y de hermanamientos personales contenidos en estas fechas y sus actos representativos, quemando y destruyendo, todo lo establecido durante siglos, por los caprichos de decidir hacer… sin saber qué.
Os dejo un claro testimonio, que no sólo justifica mis palabras, sino, que además, habla por si solo, dejando muy claro, que este escrito, es un sentir personal con conocimiento de causa y avalado por la experiencia, que a veces, o casi siempre, puede venir acompañada, por la verdadera voluntad de conocer en verdad los contenidos y significados reales, de aquello que miles de personas, depositan en vuestras manos.
Francisco Ortega Bustamante.
PROGRAMA DE SEMANA SANTA DEL AÑO 1950
(Archivo particular de Francisco Ortega Bustamante)
Lamentablemente, la mentalidad cambia en busca de una comodidad más que por mantener y potenciar, con mucho menos esfuerzo del que lleva una fiesta, aquello que sus raíces se clavan más de cinco siglos en el tiempo de nuestra vida ceheginera como emblema de cultura, religión y tradición, además, de dejar que las mentes arcaicas y sin evolución hacia la conexión con la sociedad actual, puedan matar y enterrar ante nuestras propias narices, un valioso y único legado de muy alto valor sobre otros puntos nacionales que ya desearían poseer.
Cehegín es el marco perfecto, el escenario de una conmemoración casi viva de hace dos milenios, aunque los vivos de ahora, estemos muertos en el entendimiento y definición de los significados reales y las repercusiones culturales, sociales, económicas, humanas y de hermanamientos personales contenidos en estas fechas y sus actos representativos, quemando y destruyendo, todo lo establecido durante siglos, por los caprichos de decidir hacer… sin saber qué.
Os dejo un claro testimonio, que no sólo justifica mis palabras, sino, que además, habla por si solo, dejando muy claro, que este escrito, es un sentir personal con conocimiento de causa y avalado por la experiencia, que a veces, o casi siempre, puede venir acompañada, por la verdadera voluntad de conocer en verdad los contenidos y significados reales, de aquello que miles de personas, depositan en vuestras manos.
Francisco Ortega Bustamante.
PROGRAMA DE SEMANA SANTA DEL AÑO 1950
(Archivo particular de Francisco Ortega Bustamante)
1 comentario:
Es una lástima que la Semana Santa de aquellos años se haya perdido. Qué pena que yo no pudiera disfrutarla por tener sólo 24 años. Nací Viernes Santo y la Semana Santa es la fiesta que más me gusta.
Un abrazo Paco.
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