Esta famosa frase se convirtió durante la Guerra Civil en una consigna entre los republicanos que querían impedir el paso de los fascistas. No obstante este eslogan nació veinte años antes en Francia. El historiador y escritor Néstor Luján sitúa el origen en la batalla de Verdún que lideró Philippe Pétain durante la I Guerra Mundial (1916) y que después sería mariscal y jefe del gobierno de Vichy que colaboró con Hitler.
El historiador Pedro Voltes matiza que el verdadero «il ne passeront pas», no sería del mismo Pétain, sino de un oficial suyo, Robert Georges Nivelle, «más dotado para la retórica, arte para el que estaba completamente negado el mariscal».
La teoría de Luján ha sido apoyada por un libro del periodista Agustín Calvet titulado Verdún. En esta obra se explica que los soldados franceses repetían, después de las primeras batallas, «Ne passeront pas, mon Dieu, ne passeront pas» y que la montaña en donde se produjeron los enfrentamientos más duros está coronada por un monumento con la leyenda «Il ne passeront pas». El éxito de la frase, original o copiada, se consolidó en la Guerra Civil española.
El historiador Pedro Voltes matiza que el verdadero «il ne passeront pas», no sería del mismo Pétain, sino de un oficial suyo, Robert Georges Nivelle, «más dotado para la retórica, arte para el que estaba completamente negado el mariscal».
La teoría de Luján ha sido apoyada por un libro del periodista Agustín Calvet titulado Verdún. En esta obra se explica que los soldados franceses repetían, después de las primeras batallas, «Ne passeront pas, mon Dieu, ne passeront pas» y que la montaña en donde se produjeron los enfrentamientos más duros está coronada por un monumento con la leyenda «Il ne passeront pas». El éxito de la frase, original o copiada, se consolidó en la Guerra Civil española.
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