Pincha en la imagen para ampliarlos.
Cierto es, que ya han pasado muchas lunas desde aquéllos entrañables juegos de calle. Toda una institución. Hoy no existen.
El jugar a los "nines", era como sentirte el más poderoso cuando ganabas y el más pobre cuando perdías, pues aquél que coseguia tener en su haber un buen paquete de "nines", era el mas codiciado y perseguido por el resto.
Unos, porque le admiraban como ganador y, otros, porque querian ganarle a toda costa y derrumbar su estatus social y económico dentro de los roles del grupo.
Os voy a dejar una pequeña colección de una decena de"nines" de aquélla época, cedidas por Javier de Maya para este árticulo, pues aunque se trata en realidad de recortes de las antiguas cajas de cerillas, entonces, tenían un valor incalculable para su poseedor, pues se trataba de una moneda de cambio dentro del juego, que consistía, en ir poniendo uno de estos, a la altura de nuestro brazo sujeto a la pared con un solo dedo, para dejarle caer a su aire, pasando así el turno de cada uno de los participantes, pero cuando alguno de ellos acertaba con su "nine" a caer montado sobre los otros, ganaba todos, o sea, el total de los "nines" acumulados en el suelo. Ahora, disfrutaremos del recuerdo de aquéllos juegos y aquéllos años.
El jugar a los "nines", era como sentirte el más poderoso cuando ganabas y el más pobre cuando perdías, pues aquél que coseguia tener en su haber un buen paquete de "nines", era el mas codiciado y perseguido por el resto.
Unos, porque le admiraban como ganador y, otros, porque querian ganarle a toda costa y derrumbar su estatus social y económico dentro de los roles del grupo.
Os voy a dejar una pequeña colección de una decena de"nines" de aquélla época, cedidas por Javier de Maya para este árticulo, pues aunque se trata en realidad de recortes de las antiguas cajas de cerillas, entonces, tenían un valor incalculable para su poseedor, pues se trataba de una moneda de cambio dentro del juego, que consistía, en ir poniendo uno de estos, a la altura de nuestro brazo sujeto a la pared con un solo dedo, para dejarle caer a su aire, pasando así el turno de cada uno de los participantes, pero cuando alguno de ellos acertaba con su "nine" a caer montado sobre los otros, ganaba todos, o sea, el total de los "nines" acumulados en el suelo. Ahora, disfrutaremos del recuerdo de aquéllos juegos y aquéllos años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario