Antes creíamos ciegamente en los “Reyes Magos”, o quizás, en que realmente pudieran hacer realidad nuestros sueños a través de la “Magia”, porque antes, conseguir un insignificante juguete… era un verdadero “Milagro”.
Hoy los niños, por lo menos la mayoría, tienen juguetes nuevos todos los días, y no importa el precio con tal de hacerles callar; antes, teníamos que callar siempre, y encima sin juguete.
Un cestito de caña, de los que hacía el “Pedro el Gitano”, lleno de “flores” (palomitas de maíz), y algunos chocolates o peladillas, eran suficientes para poder decir que te habían “hechao los Reyes”, y encima tenias que buscarlo bajo las camas, por cualquier rincón de la casa, o en la cuadra, escondido entre la leña y custodiado por los conejos, para que la impresión y el misterio fueran mayores.
Hoy, los regalos vienen en forma de estupideces, de ilusiones desgastadas por los años, pues siempre son las mismas y nunca se cumplen, pero yo, seguiré teniendo esperanzas, pensando, que si a mi no me llegan nunca, tal vez les pudiese llegar a mis hijos.
Es un poco duro tener que hablar de ésta forma, pero a veces me sirve como una gran válvula de escape…
Hoy los niños, por lo menos la mayoría, tienen juguetes nuevos todos los días, y no importa el precio con tal de hacerles callar; antes, teníamos que callar siempre, y encima sin juguete.
Un cestito de caña, de los que hacía el “Pedro el Gitano”, lleno de “flores” (palomitas de maíz), y algunos chocolates o peladillas, eran suficientes para poder decir que te habían “hechao los Reyes”, y encima tenias que buscarlo bajo las camas, por cualquier rincón de la casa, o en la cuadra, escondido entre la leña y custodiado por los conejos, para que la impresión y el misterio fueran mayores.
Hoy, los regalos vienen en forma de estupideces, de ilusiones desgastadas por los años, pues siempre son las mismas y nunca se cumplen, pero yo, seguiré teniendo esperanzas, pensando, que si a mi no me llegan nunca, tal vez les pudiese llegar a mis hijos.
Es un poco duro tener que hablar de ésta forma, pero a veces me sirve como una gran válvula de escape…
Autor: Francisco Ortega Bustamante
No hay comentarios:
Publicar un comentario